Friday, 24 June 2022

El poder invisible del lenguaje

 

El poder invisible del lenguaje 

Publicado por  en Jot Down Magazine (Junio 2022)

l poder invisible del lenguaje

Este artículo es el ganador del Concurso de divulgación Ciencia Jot Down en la modalidad de ensayo.

Todo lo que tenía Hāger cuando llegó a España a través de una adopción era un nombre y no siempre había disfrutado de ese privilegio. No lo recibió al nacer, sino tiempo después. La cultura amhárica donde creció requería esperar hasta que un rasgo de su personalidad fuese lo suficientemente representativo para nombrarla. Hasta ese momento, sin nombre, Hāger era solo un ente más, indiferenciado, de la categoría niña. A partir de ese momento, se convirtió en una entidad concreta, en una persona con identidad propia.

«Lo que no se nombra no existe». Esta hipérbole se ha repetido hasta la saciedad, como un mantra, a modo de afirmación incontestable sobre el poder del lenguaje. Sin embargo, Hāger existía antes de recibir su nombre. El lenguaje no la creó. Lo que sí hizo al nombrarla, a modo de puntero láser, fue recortar su silueta entre todos los seres que conforman la categoría niña y diferenciarla de las demás: la hizo visible o, mejor dicho, más visible. 

El lenguaje no es omnipotente, no crea la realidad, pero sí es poderoso: define, establece límites entre conceptos, nos confunde, nos engaña y es capaz tanto de empujarnos a la acción, como de paralizarnos… Comprender es ver y, para ver, a menudo necesitamos nombrar. Lo que no se nombra no se ve, o se ve menos.

Crecemos pensando que el lenguaje es algo tangible y material. Las palabras, los sonidos, las oraciones… nos entran por los ojos y por los oídos. Las palabras pueden ser bellas e hipnotizantes y también crueles y destructivas, como la lava de un volcán, pero, igual que esta, son solo la parte visible de todo lo que ocurre en zonas mucho más profundas, oscuras e inaccesibles de nuestro cerebro. Los engranajes más interesantes y relevantes del lenguaje son invisibles para los hablantes que lo usan cada día de su vida y que, como Hāger, adquieren su individualidad en el mundo gracias a él.

La lingüística y las ciencias cognitivas llevan décadas trabajando para sacar a la luz esos mecanismos pragmáticos y cognitivos que subyacen al lenguaje y cuyo funcionamiento, tan silencioso y oculto como constante y cotidiano, va dejando huella en las palabras que usamos, en la forma en que organizamos las oraciones e, incluso, en los silencios, en las palabras que no existen y en las que decidimos omitir en nuestras conversaciones. Analizando esas huellas, los lingüistas están logrando descifrar el poder invisible del lenguaje. Ese poder capaz de influir en nuestra visión del mundo, en nuestras emociones, en nuestra toma de decisiones… Ese poder, que en algunas culturas se llamaba brujería y en otras retórica, adopta formas muy variadas: 

Umbrales 

A finales del siglo pasado, Ronald Langacker fue uno de los primeros lingüistas en hablar de las palabras como puntos de acceso, umbrales a universos reales o imaginarios. Pronunciar una palabra es abrir una puerta y esta acción tiene ese punto de hechizo que hace que todo el universo que se esconde tras el umbral se haga visible en nuestra mente de forma automática.

Casi un siglo antes Ferdinand de Saussure ya había comenzado a descubrir la ciencia detrás de la aparente magia del lenguaje al revelar su naturaleza sistémica. Las palabras y los conceptos que estas nombran no están almacenados en nuestra mente de manera  aislada, sino que se relacionan unos con otros. Sabemos que los sustantivos cerezafresakiwi sandía están relacionados porque todos son tipos de frutas (campo semántico). O que vinoespumosobodega vendimiar, aunque pertenezcan a diferentes categorías gramaticales, también están psicológica y culturalmente relacionados. 

Los millones de redes semánticas que forman las conexiones tejidas entre los conceptos almacenados en nuestra memoria explican la capacidad del lenguaje para hacer visible en nuestra mente incluso lo que no se nombra directamente. Escuchamos la palabra Ávalon y sin decir nada más… ¿quién no ha imaginado ya un reino, elfos, dragones y una leyenda medieval? Decimos malecón y la imagen de gente paseando, el mar, la humedad, hasta la música y los ritmos cubanos nos golpean cuando el sonido de esas letras llega a nuestros oídos. Las palabras nos hacen ver más allá de ellas. Son portales a universos conceptuales. Quien sabe elegir bien sus palabras construye y logra hacer visibles los mundos que le son más propicios para lograr sus fines. La escasez de palabras o su uso inapropiado nos cierra puertas. No nos permite ver ni actuar más allá del espacio limitado del aquí y el ahora. 

Agujeros de gusano 4D 

Las palabras son también agujeros de gusano que nos permiten viajar en el tiempo. Oímos la palabra guillotina y es casi imposible evitar la imagen mental de una plaza francesa del siglo XVIII en plena revolución. Los que sean de mi generación y escuchen la palabra pasamontañas volverán automáticamente al patio del colegio de alguna fría mañana de su infancia. Incluso algunos sentirán su cabello electrificado por el roce apretado de la prenda de lana al ponérsela. Metaverso nos hace viajar con gran expectación a un mundo futuro, aún inexistente, que cada uno visualizamos mentalmente a nuestro capricho. 

Para entrar en el agujero de gusano y poder viajar a lomos de una palabra hasta esos otros mundos, hay que activar su significado cuando se desconoce. Oyes la palabra amodiño por primera vez y descubrir su significado es como pulsar el interruptor de la luz. En un clic un pequeño pedazo del mundo se ilumina: donde había oscuridad y vacío, ahora hay luz, estructura y conocimiento. ¿No sabes lo que es amodiño? Búscala en un diccionario de expresiones gallegas y sentirás ese efecto. Aparecerá delante de ti un mundo posible que antes no veías. 

Cuando el interruptor falla 

A finales del siglo XX, la psicóloga cognitiva Eleanor Rosch aportó evidencias que demuestran que no todas las palabras funcionan igual de bien a la hora de arrojar luz sobre el mundo. El interruptor funciona mejor con unas que con otras. Cierra los ojos y trata de visualizar mentalmente una camiseta. La luz se enciende automáticamente y la imagen de esa prenda de vestir aparece rauda en tu imaginación, ¿verdad? Ahora intenta imaginar el concepto ropa. No te esfuerces. No lo conseguirás. Ropa pertenece a un nivel superior de generalización. Las categorías de nivel básico, como camiseta, son visibles con el ojo de nuestras mentes. No ocurre lo mismo con las de nivel superordinado, como ropa, o con otras de naturaleza abstracta (amoralegríareflexión).

Los conceptos genéricos solo podemos visualizarlos parasitariamente, mediante el uso de una categoría de nivel básico (Ungerer & Schmidt, 2006, 2ªed). Para poder ver el concepto ropa mentalmente, tendremos que imaginar una o varias prendas de un nivel de categorización inferior: pantalones, faldas, camisetas… Los conceptos abstractos necesitan aún más ayuda para poder ser visualizados y comprendidos. Su abstracción los hace prácticamente invisibles para nuestra mente humana tan ligada a lo físico y a lo experiencial (Johnson, 1987, 1999). Para comprender y hablar de lo abstracto, necesitamos verlo, y por eso proyectamos sobre ello algo concreto y material. La herramienta conceptual encargada de realizar esta traslación de lo concreto a lo abstracto para facilitar su visualización y comprensión es la metáfora cognitiva (Lakoff y Johnson, 1980). La que usamos cada vez que decimos «Ah, ya lo veo» cuando en realidad queremos expresar que entendemos algo. Comprender es ver.

¿Cómo logramos pensar y hablar sobre conceptos invisibles a nuestros ojos como el amor, el enfado, la cólera o la rabia? Lo hacemos construyendo metáforas conceptuales. Proyectamos sobre estos sentimientos abstractos nuestro conocimiento de algo visible y material como, por ejemplo, un contenedor: los sentimientos son contenedores. Y voilá, ¡se hizo la luz! Algo tan etéreo e intangible como estar enamorada pasamos a visualizarlo mentalmente como estar dentro del contenedor del amor (en-amor-ada) y sentirnos afectados por su naturaleza. Lo mismo ocurre con en fadado (del Latín in (dentro) + fātum (calamidad)), en-rabietadaen-ternecidoen orgullecidaen-tristecidoen-colerizada… El prefijo en-, que significa dentro en latín, es la huella que deja la metáfora cognitiva que nos permite ver y hablar sobre sentimientos abstractos, inmateriales e invisibles para nuestra mente física. 

Efectos ópticos 

Pero cuidado, el lenguaje no siempre nos ilumina con luz certera. En el juego constante entre la realidad y nuestra representación lingüística de ella a menudo hay mecanismos invisibles que distorsionan la imagen final. Seguro que conoces esos efectos ópticos en los que dos cuadraditos de exactamente el mismo color parecen de tonos diferentes cuando son incrustados en marcos de diferentes colores. Este fenómeno óptico tiene sus correlatos lingüísticos.

La antropología, la pragmática y la lingüística cognitiva nos ofrecen sólidas evidencias de que el significado de las palabras varía según el contexto y el marco en el que se usen, ofreciendo así realidades imprevisibles y distorsionadas. Según el Diccionario de la Lengua Española, el significado del adjetivo asertivo/a es el siguiente: «Dicho de una persona: Que expresa su opinión de manera firme». Pero ese mismo adjetivo, utilizado en diferentes marcos, adoptará diferentes tonalidades semánticas, haciéndonos ver el mundo de manera diversa. Una mujer asertiva a menudo es vista como mandona, mientras que un hombre asertivo nos parece decidido firme (Martín Barranco, 2020). 

l poder invisible del lenguaje
Efecto de los marcos conceptuales sobre el significado de las palabras.

En casos extremos, en contextos en los que la persona que se está describiendo es todo menos asertiva, una expresión irónica como «No puede ser más asertivo el pobre» significa exactamente lo contrario de su definición oficial.

Entender las palabras como meros contenedores de significado no nos deja ver el hecho de que la interpretación final del lenguaje la construimos juntos, los hablantes y los oyentes, en un contexto determinado e influidos por los marcos culturales adquiridos. Los significados que emergen de estos juegos invisibles no están en el diccionario, pero son en gran parte lo que hace del lenguaje un instrumento poderoso de expresividad infinita. 

Zoom in, Zoom out 

Jugamos con el zoom de las cámaras para agrandar los pequeños detalles del mundo que nos interesan (zoom in) o lograr panorámicas amplias y adoptar una perspectiva general cuando no nos interesa o no podemos profundizar en algo (zoom out).

El lenguaje es una cámara de alta definición que nos permite hacer exactamente lo mismo a la hora de presentar a los demás la información que queremos comunicar. El software lingüístico que utilizamos para ello se llama metonimia cognitiva y funciona sobre un hardware denominado dominio conceptual (Lakoff and Turner, 1989; Ruiz de Mendoza, 1999; Geeraerts 2006). Ese dominio es, a grandes rasgos, el conocimiento organizado que tenemos sobre algo. 

Tanto si decimos «el vino abre el alma», como si pedimos «un Rioja», estamos haciendo referencia al mismo dominio conceptual: el vino. Cuando afirmamos que el vino abre el alma lo que realmente nos interesa son los efectos desinhibidores de esta bebida. Si no somos químicos o enólogos, no sabremos exactamente qué elementos o moléculas del vino y qué mecanismos son los que causan esa desinhibición, así que tomamos el todo (el vino) para comunicar esa parte específica del dominio conceptual que no sabemos nombrar o que sería demasiado complejo nombrar. Este zoom out lingüístico no se caracteriza por su exactitud, pero resulta comunicativamente más económico y eficaz que decir algo como «La dopamina liberada por el etanol y el glicerol abre el alma».

l poder invisible del lenguaje
«El vino abre el alma». Metonimia todo por la parte (vino por efectos desinhibidores del vino).

Por el contrario, las metonimias conceptuales de la parte por el todo nos permiten hacer precisamente lo contrario: agrandar un elemento del concepto que nos interesa, un detalle que ahonda en la exactitud del mensaje y lo hace más rico. «Me tomé un Rioja» significa que me tomé un vino, pero en esta ocasión el hablante ha elegido usar un elemento concreto del dominio conceptual del vino (su denominación) para expresar el dominio completo (el vino), ofreciendo así mayor cantidad de información al oyente. 

l poder invisible del lenguaje
«Me tomé un Rioja». Metonimia parte por el todo (denominación rioja por vino).

Traje de invisibilidad y fundido en negro 

El lenguaje también nos permite ocultar aquellas partes de la realidad que no nos interesa que se vean. «Se ha roto el jarrón», me informa mi hija con cara inocente. La pequeña culpable se ha envuelto en el traje de invisibilidad que le confiere el uso de la voz pasiva. «Decenas de mujeres mueren cada año asesinadas en España», dicen los titulares de los periódicos, invisibilizando el hecho de que este tipo de violencia es en su mayor parte cosa de hombres.

A los aspectos más duros de la vida, el lenguaje les hace un fundido en negro total. Perder un padre, aunque luctuoso, es algo natural y el hijo es un huérfano; pero no existe palabra en nuestra lengua para referirse a los padres que pierden a sus hijos. Como sociedad, los hispanohablantes hemos decidido ocultar esta situación tan desgarradora en la oscuridad de lo innombrable, intentando así alejar el dolor que nos produce. 

A veces ese fundido en negro es involuntario e indeseado. A medida que un enfermo de alzhéimer olvida palabras, esas partes del mundo que designaban van desapareciendo para él. La posibilidad de interaccionar con la realidad, al no poder nombrarla, se desvanece. Algo parecido, pero a gran escala, ocurre cuando mueren los últimos hablantes de una lengua. El mundo, tal y como lo veía esa comunidad lingüística, se va borrando. Desaparece. 

El canario de la mina 

También hay ocasiones en las que necesitamos poder ver y comprender cuando nos encontramos en la más absoluta oscuridad, y allí volvemos a encontrarnos con el lenguaje como aliado. En muchos ámbitos de nuestra vida, el lenguaje es el canario de la mina. Nos avisa cuando hay algo tóxico o nocivo en nuestra sociedad y lo saca a la luz. La lingüística forense es una fantástica interprete de los trinos de ese canario que esclarecen crímenes y delitos (Queralt, 2019, 2021). También la lingüística clínica escucha sus cantos para descubrir patologías del lenguaje y de la cognición (Gallardo y Hernández, 2013). El lenguaje también nos avisa, si sabemos interpretarlo, de los abusos en la publicidad, en el discurso político y en cualquier otro contexto en el que la palabra pueda ser usada para dirigir el pensamiento y las reacciones de las personas (Enfield, 2022).

A menudo pensamos en el lenguaje como sonidos que flotan en el aire o letras plasmadas sobre un papel, pero es mucho más que eso. El lenguaje es un río caudaloso de capacidades cognitivas subterráneas, invisibles, que nos permiten comprender el mundo, observarlo desde distintas perspectivas, ver, incluso, lo que no es explícito y lo que es abstracto e imperceptible para nuestras mentes físicas, e interaccionar con ello. 

El poder del lenguaje es invisible y mágico, sí. Pero gracias a la lingüística ahora sabemos que no es ilusionismo, ni brujería y que es mucho más que retórica. El lenguaje es un instrumento de cognición y comunicación avanzado que milenios de evolución humana han afinado y optimizado hasta convertirlo en la herramienta de precisión que ahora disfrutamos. 

Tuesday, 14 June 2022

Citas sobre el lenguaje-Borges

"Quizá la historia universal es la historia de unas cuantas metáforas.

Bosquejar un capítulo de esa historia es el fin de esta nota."

«La esfera de Pascal», Otras inquisiciones

J. L. BORGES

Saturday, 21 May 2022

Thursday, 19 May 2022

Citas sobre el lenguaje-Sara Torres

 "Todas las metáforas de la emoción son antiguas [...] en el momento más denso del deseo, cualquier palabra que se me viene a la cabeza está manchada de algún modo con la historia de las palabras que los hombres dijeron de las mujeres. O las que las mujeres dijeron de sus niños."

Lo que hay. Sara Torres

Saturday, 30 April 2022

Saturday, 2 April 2022

Citas sobre el lenguaje- Siri Hustvedt

 "Para mí la clave está en usar siempre la primera persona. Tengo objeciones al autoritarismo de la tercera persona. Es como si existiera una voz que viene impuesta desde lo alto. Esto vale tanto para las humanidades como para las ciencias. Jürgen Habermas decía que la ciencia quiere purificar y limpiar su discurso de todo valor subjetivo, que es una forma de polución, pero no estoy de acuerdo. No es que no reconozca que el lenguaje es una realidad compartida o que el yo sea algo aislado, pero es una manera más flexible de abordar el mundo real."


Babelia
. El País. 2/4/2022

Wednesday, 9 March 2022

El sexismo que leemos en las camisetas

Camiseta masculina y camiseta femenina. FrameKings y Aaron Weiss / Unsplash
Lorena Pérez Hernández, Universidad de La Rioja and Iraide Ibarretxe-Antuñano, Universidad de Zaragoza

El café de aquella mañana se nos quedó helado. ¿El culpable? Un tweet de la escritora Kate Long que denunciaba el sexismo de las camisetas infantiles de Primark.

Las que firmamos este artículo somos madres y lingüistas. Automáticamente, las dos corrimos a los armarios de nuestros retoños. Después de sobreponernos al desorden, tuvimos que recuperarnos también del puñetazo lingüístico que allí nos esperaba y que reproducía, a escala doméstica, lo que Long había observado en las estanterías de Primark.

Este artículo es para quienes creen que “el azul para niño” y “el rosa para niña” están ya superados. Nada más lejos de la realidad. La vieja costumbre de encasillar a las personas en categorías estancas es ahora más sutil, pero precisamente por esto también más peligrosa.

El mecanismo segregador actual se encuentra, entre otros factores (imágenes, hechuras…), en el uso del idioma. El lenguaje es para los humanos como el agua para los peces. Vivimos inmersos en él. No notamos su presencia, pero determina en gran medida nuestra existencia y nuestra visión del mundo. Si ponemos colorante azul en la pecera, el pez verá el mundo azul. Si lo ponemos rosa, lo verá rosa.

Eso es lo que el lenguaje de las camisetas está haciendo con nuestros jóvenes, de manera silenciosa, pero sistemática. Al menos eso es lo que descubrimos al analizar 632 camisetas de las colecciones en vigor y los avances de temporada de marcas como Mayoral, Mango, Zara, H&M, Benetton, Charanga, Gocco, Hilfiger, Ikks, Ralph Lauren, Armani, Dior, Gucci, Hugo Boss, Karl Lagerfeld, Moschino, Kenzo y Stella McCartney, incluyendo diferentes nacionalidades y gamas de precios.

Dime cuántas palabras hay en una camiseta y te diré si es de chica o de chico

Primera sorpresa. Las camisetas de niños con texto son en general más abundantes que las de niñas (360 vs. 272).

Una camiseta para niña que contiene un animal, simplemente se lo muestra. Si es para niño, le ofrece información y datos sobre él. Si nos fijamos en las prendas con oraciones y, por tanto, pensamientos complejos, o con más de tres unidades lingüísticas (onomatopeyas, palabras, sintagmas) se abre un abismo: las dirigidas a niñas son menos de la mitad (104 vs. 210) Aún tratando sobre un mismo tema, la tendencia es a incluir mucho más texto en la versión masculina.

Comparativa de texto en camisetas femeninas y masculinas.

Retamos a los lectores a encontrar camisetas de niña que contengan algo parecido a los tratados de matemáticas, zoología, astronomía o autoayuda que se pueden observar en las diseñadas para niños:

Varias camisetas en las que se observa mucho texto para niños.

¿Será que las niñas no saben leer? Las estadísticas dicen lo contrario: ellas obtienen mejores resultados tanto en primaria como en secundaria y bachillerato. Entonces ¿por qué se les priva del lenguaje y de la información en sus camisetas? ¿Se presupone que no están interesadas en aprender? El input lingüístico no es irrelevante en términos de desarrollo cognitivo y social como han puesto de manifiesto múltiples disciplinas.

Voz y acción, pero solo para los chicos

Sabemos que además de ser una herramienta de comunicación y un vehículo de expresión de nuestros sentimientos, el lenguaje tiene otra función tan importante o más que las anteriores: mediante la palabra también podemos empujar a otras personas a la acción.

Las camisetas analizadas contienen frases inspiradoras y motivadoras, como consejos, sugerencias y peticiones, pero nuevamente sorprende su distribución según el género.

Las sugerencias y consejos –actos que buscan movilizar al oyente en su propio beneficio– aparecen mayoritariamente en las camisetas de los chicos y esporádicamente en las de las chicas (91 vs 24). Les invitan a “explorar” (Let’s explore), a “disfrutar” (Enjoy the vibes), a “ser auténticos” (True to yourself), a “esforzarse” (Push yourself), a “vivir más sin preocuparse” (Live more, worry less), etc.

A ellas en cambio se les reserva otro tipo de acto lingüístico: las peticiones, que también invitan a la acción y movilizan al oyente. Eso sí, en beneficio de terceras personas, raramente en el suyo propio: Grow kindness, “Sé amable”; Share the love, “Comparte el amor”.

Por eso, mientras ellos se “crean su propio futuro” (Create your own future), ellas lo hacen para otros (Inspire others and let’s make the future fantastic, “Inspira a otros y construye un futuro fantástico”).

Consejos para ellos, peticiones para ellas.

Mediante el lenguaje también podemos afirmarnos como individuos y manifestar nuestra autoestima. Mensajes como A better me is coming (“Mi mejor yo está aún por llegar”), I’m the future (“Yo soy el futuro”) o I’m ok with this look (“Me gusta mi look”) aparecen en las camisetas que dan voz a los niños más a menudo que en las de las niñas.

Pero hay más: las camisetas femeninas tienden a omitir el uso del pronombre personal en primera persona (Happier than ever, “Más feliz que nunca”), usan plurales genéricos (We ride to fly, “Cabalgamos para volar”) o incluyen significados que poco aportan a la creación de una identidad acorde a los retos que estas niñas encontrarán en su futuro (I’m a unicorn, “Soy un unicornio”).

A las chicas se les tacha habitualmente de presumidas, pero está claro que en nuestra sociedad, o al menos en sus camisetas, presumir no es de chicas.

Autoafirmación en primera persona masculina frente a borrado femenino.

Los chicos con las chicas tienen que estar… ¿seguro?

Así empezaba una conocida canción de Los Bravos allá por el año 1967. Han pasado varias décadas y guateques desde entonces y se podría pensar que en el siglo XXI los nietos de aquellos jóvenes no tendrían limitaciones y podrían compartir emociones, profesiones y deportes.

Al parecer en las camisetas… no.

Aunque parezca mentira, todos los grandes “temas” de la humanidad –el devenir de la vida, los anhelos, el individuo, la sociedad, las emociones…– se encuentran impresos en estas prendas de ropa. Sin embargo, el desarrollo de esta filosofía existencial camisetera no es tan igualitaria como podría parecer.

Para Moschino, las chicas no hacen deporte; son las animadoras que vitorean a los jugadores de baloncesto. Según Benetton, viajar por el espacio gusta pero por separado: ellas van a la Luna a soñar y ellos, a Marte a explorar en condiciones extremas. En casi todas las colecciones aparece la naturaleza, pero las mariposas que revolotean, los perritos cuquis y las flores delicadas son para ellas, mientras que a ellos les van más los leones que rugen, los perros rockeros y los cactus espinosos.

Ellos rugen, ellas revolotean.

Podríamos seguir hasta el infinito y más allá pero lo más llamativo está por llegar: las actitudes y los valores que se proclaman ante la vida.

Aquí, en ambos sexos se utilizan metáforas tan cotidianas que pasan casi desapercibidas pero que, como buenos mecanismos cognitivos que son, nos sirven para entender conceptos, despiertan emociones y se “chivan” de lo que realmente pensamos.

En las camisetas, la vida puede ser un viaje, que algunos hacen en moto o skate (Ride and roll, “Sube y rueda”) y otras andando (Step by step, “Paso a paso”). También puede ser un lugar del que salir para vivir aventuras: a ellos les esperan para que las exploren (Adventure awaits, “La aventura espera”) y ellas esperan a ser llevadas en ese viaje de ida, pero con vuelta (Take me to the pastel moon and back, “Llévame a la Luna pastel y tráeme de vuelta”).

El tiempo se entiende como espacio: para ellos el futuro es una gran oportunidad y está delante (A better me is coming), para ellas el pasado es imprescindible y está detrás (Memories of sunshine in Paris, “Recuerdos del sol en París”). El tiempo es también un objeto que ellos manipulan (Design your tomorrow, “Diseña tu futuro”; The future is “stellar” mine, “El futuro es "estelarmente” mío") y que ellas, simplemente, tienen que conservar (Collect moments, “Colecciona momentos”).

¿Cómo lograrlo? Pues compartiendo valores –excelencia, positividad, amistad, constancia, disponibilidad– y sintiendo emociones –felicidad, miedo, amor–.

Todo lo bueno sabemos que metafóricamente se coloca arriba. Por eso, ellos, que ya están en la cima, aún tienen que seguir subiendo (Climbing challenge in the top of the world, “Reto de escalada en la cima del mundo”), mientras ellas han de soñar que llegarán (Dream, “Sueña”; Never give up, “Nunca te rindas”).

Para unos, lo “mejor” es lo diferente (Break the rules, “Rompe las reglas”). Se les anima a estar llenos de energía y listos para todo (Bring the action, “Trae la acción”), a centrarse en su verdad (Be you! True to yourself, “¡Sé tú mismo!”) y compartirla con sus colegas (dudes, buddies…) y a intentar no dar miedo (Savage wolf team, don’t fear me, “Equipo de lobos salvajes, no me teman”).

Para otras, lo bueno es lo que se hace sentir, por eso se les aconseja ser amables (Be kind), permanecer positivas (Stay paw-sitive) y tranquilas (Llamasté-yoga time); cuidar el outfit para parecer fantásticas (Life is not perfect but your outfit can be), intentar ser amigas de todo el mundo, porque son monísimas (Cute) y maravillosas (Marvellous) y, especialmente, fiarse de sus sentimientos (Listen to your heart). Al fin y al cabo la cabeza es para otras cosas (Head on the moon, “La cabeza en la Luna”) y ellas han venido a este mundo para irradiar alegría (Raised to shine, “Hecha para brillar”).

Esperamos que en este recorrido metafórico por los mensajes impresos en las camisetas se haya notado el desdoblamiento genérico, que lejos de ser inclusivo, discurre literalmente por mundos paralelos donde a unos se les instruye en egoísmo y hedonismo y a otras se las destina a la empatía y al sacrificio.

Si eres rico, todo lo anterior no se aplica… o casi

El sexismo con base lingüística en las camisetas es generalizado, pero algo de esperanza hay, aunque no esté al alcance de todos los bolsillos… Camisetas de diseño como las de Hilfinger o Gucci proclaman el amor para todes:

Amor de Hilfinger y Gucci.

Las firmas más caras y elitistas (Dior, Armani…) limitan generalmente su mensaje al nombre de marca, aunque a ellas se les suele poner el nombre completo del diseñador y a ellos el nombre de pila o sus iniciales.

Nombres femeninos, acrónimos masculinos y más.

En cualquier caso, estos matices, que a veces solo “sutilmente” saltan a la vista, como en las ocupaciones gatunas Gucci, son poca cosa en comparación con los claros sesgos sexistas observados en marcas dirigidas a consumidores con nivel adquisitivo medio o bajo.

Es más, marcas exclusivas como Kenzo suelen promocionar los mismos valores –optimismo y libertad– e incluso, en las camisetas de ellos, insistir en la ineludible complementariedad de ambos sexos. Algo que también surge, a veces, en las marcas de nivel intermedio como IKKS que abogan por una representación más activa y positiva de las niñas con mensajes de autoafirmación (Girls love rock too, “A las chicas también les gusta el rock”); y por la inclusión de los niños en mundos reservados a ellas (French lover, “Amante francés”; French surfereusse, “Surfista francesa”).

Naturaleza y optimismo según Kenzo.
León y leona de Kenzo.
Ikks, french lover y french surfereusse.

Del 11F al 8M y más allá

Hace unas semanas, con motivo del 11F, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, la sociedad se volvía a escandalizar ante la falta de vocaciones científicas en las niñas. Como explica Pérez Iglesias, alrededor de los seis años las niñas comienzan a pensar que no son tan brillantes como los chicos y a evitar actividades que se consideran propias de personas inteligentes. Este artículo pretende dejar constancia de los sitios tan recónditos donde comienzan a gestarse estos estereotipos.

El lenguaje de las camisetas infantiles en pleno siglo XXI todavía encasilla por géneros, limita mentalmente a las niñas y reduce sus expectativas laborales y de ocio. Lo deseable es que puedan soñar con trabajar en cualquier ámbito –ser madres, paleontólogas o astronautas– y divertirse de cualquier forma –haciendo skate, escalada o jugando a las cocinitas–. Pero no nos olvidemos de que el 11F y el 8M no son solo para ellas, sino también para que ellos amplíen sus mundos en la dirección opuesta, realizando acciones más “de chica” como las que nos muestran las camisetas.

El 8M, más allá de retóricas biensonantes y desgastadas, necesitamos descender a lo cotidiano. Decía Wittgenstein que “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente”.

No lo olvidemos. Leamos los mensajes de las camisetas antes de comprarlas. Quizás una acción tan insignificante pueda abrir horizontes en los que practicar, de verdad, eso que decían Los Bravos de que todos juntos –niñas, niños, niñes, niñ@s, niñxs– y revueltos puedan cantar y bailar.The Conversation

Lorena Pérez Hernández, Profesora Titular de Filología Inglesa. Lingüística cognitiva, Universidad de La Rioja and Iraide Ibarretxe-Antuñano, Catedrática de Lingüística General., Universidad de Zaragoza

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Citas sobre el lenguaje-San Mateo

Una palabra tuya  bastará para sanarle San Mateo 8,5-11